Sunday, March 7, 2010

PLEGARIA DE UN PEREGRINO
Por: Libny Pineda G.

Qué difícil es, Señor que otros entiendan,
que Tu Palabra traza la Ruta Verdadera,
que la criatura humana cargada y fatigada,
debe seguir hasta encontrarte y ser librada,
de vil esclavitud y muerte eterna.

Qué difícil es, Señor, tomar Tu cruz y negar siempre,
a nuestro yo su campo y mandamiento,
dejando el trono del alma a Tu mandato,
y el corazón que ame con ese amor que diste,
y sigues dando.

Y cuando Adán tendido, inmóvil,
Greda y polvo, sin alma y sin aliento,
recibió de Ti el ímpetu divino,
Te vio, Señor, y supo que Tu eras,
y siempre serías para él
su Padre eterno;
También Señor, sopla en mi
y con Tu Espíritu divino,
fortalece todo mi ser,
mi alma y cuerpo.

Hoy busco en Ti la Fuente
y clamo como el ciervo por los ríos,
"Yo quiero a Dios, quiero al Señor,
quiero estar con El, amarle y servirle,
adorarle y ser suyo para siempre".

¡Ayúdame Señor en esta lucha
en que mi carne busca complacer al enemigo!
Lléname Señor de Ti, pues Tú venciste,
y siendo que habitas Tu en mi ser,
como en un templo, aplasta bajo mis pies
a quien Te odia y quiere sujetarme con cadenas
y declarar que ya estoy muerto.

Obra Tu, Señor, en mi, para que el tiempo
que dure mi camino en esta tierra,
ande sin desmayo y con paso firme
anuncie a otros que Tú eres la Única Esperanza,
el Único Camino hacia la Vida Eterna. Amén.